En Jalisco, solo el 25% de la población propietaria de la tierra agraria eran mujeres y apenas el 5,5% de los órganos ejidales y comunales fueron representados por mujeres en 2020. Esto significa que las mujeres al no ser propietarias de la tierra agraria, se ven limitadas en la participación para la toma de decisiones y accesos a subsidios, créditos y equipamiento para trabajar su tierra; viviendo situaciones de desigualdad social, política y económica.